domingo, 25 de septiembre de 2011

Errol Flynn y la Guerra Civil Española


Al estallar la Guerra Civil Española numerosas organizaciones políticas y cívicas de Estados Unidos se declaran en favor de la República. Emiten comunicados, firman cartas contra los bombardeos de las ciudades, denuncian la política de no intervención de las democracias, recaudan fondos, envían alimentos, ropa y material sanitario o boicotean los intereses de Franco y de sus aliados en Estados Unidos.

Entre estos apoyos tuvo especial importancia por su notoriedad mediática la ayuda prestada desde Hollywood por actores, guionistas y directores, los cuales, a su vez, fueron movilizados por escritores e intelectuales de izquierda. Así, en agosto o septiembre de 1936, dos miembros libres del partido comunista americano, Lilliam Hellman y Dorothy Parker crean en Nueva York el Motion Picture Artists Committee, que dirige el novelista Dashiell Hammett. Su objeto es ayudar a España y China, en ese momento invadida por Japón. El comité cuentan con el apoyo del presidente de México y a él se suman artistas como los actores Melvyn Douglas (vicepresidente del comité), Charlie Chaplin, Clark Gable, Paul Muni, Boris Karloff, Wallace Berry, Douglas Fairbanks Jr., John Garfield, Robert Montgomery, James Gagney y Fredric March, las actrices Sylvia Sydney, Miriam Hopkins, Louise Rainer, Joan Crawford, Bette Davis, Anna May Wong y Florence Eldrigge, los guionistas Donald Ogden Stewart y Dudley Nichols y los directores John Ford, Lewis Milestone, W. Dieterle y Frank Tuttle. La mayoría son también miembros de la Liga Anti-nazi. De este modo, el llamado Frente Popular de Hollywood se refuerza y consolida, pues la Guerra Civil Española y el apoyo a la República da lugar a numerosas cenas y cócteles en casa de las grandes estrellas de Hollywood. Sobre estas veladas de “cenas frías de política caliente” Dorothy Parker escribe:


Al principio, los intelectuales adoptamos una postura distante, pero cuando comprobamos que las luminarias de nuestro firmamento estelar conseguían unos resultados mucho más positivos que los nuestros, no tuvimos más remedio que rendirnos a la evidencia. Nos unimos a ellos y soltamos nuestros discursos […] recuerdo veladas tan conmovedoras como impensables entre mis compañeros de Hollywood, a muchos de los cuales la Guerra Civil española les hizo comprender que existían problemas más graves que la nerviosa espera por enterarse de los planes de producción de sus respectivas firmas, también recuerdo otras veladas en las que siempre deseaba que, de improviso, hiciera aparición un miliciano y disparase una ráfaga de metralleta. Al aire, por supuesto, pues mi crueldad no llega a tanto. (Juan Simón Vidarte, 1973. Citado por Petit, 1998: 102-103)[1]

Asimismo, la intervención nazi y fascista en la Guerra Civil Española aumenta el número de militantes comunistas y permite que en junio de 1937 se cree una sección del partido en Hollywood. Dice Lardner Jr.: “Con el recrudecimiento de la Guerra Civil española y la consolidación del régimen nazi, el partido fue ganando adeptos e influencia en Hollywood. Las relaciones de sus miembros con quienes se autodefinían como liberales o progresistas eran muy estrechas por la simple razón de que unos y otros opinábamos básicamente lo mismo sobre los grandes problemas del momento.” (Lardner, 130-131)[2]

 
En febrero de 1937, la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda, institución que depende del Nicolás Franco, hermano del Caudillo, recibe una carta del servicio secreto en la que se pide que se tomen medidas contra la colaboración de las estrellas de Hollywood con el enemigo. La DEPP decide prohibir en toda la zona franquista las películas de 22 profesionales norteamericanos comprometidos con la causa republicana. Son los actores y actrices Joan Bennett, James Cagney, Charlie Chaplin, Joan Crawford, Douglas Fairbanks Jr., Errol Flynn, Fredric March, Paul Muni, Louise Rainer y Franchot Tone; los directores John Cronwell, Anatol Litvak, Lewis Milestone, Frank Tutle y King Vidor; y los guionistas Humphrey Cobb, Marc Connelly, Lillian Hellman, Kenneth McGowan, Dudley Nichols, Liam O`Flaherty y Upton Sinclair. A todos se les acusa de participar en un acto de adhesión a la República organizado por el productor de la Paramount, Adolf Zukor, en el que se recaudan 60.000 dólares para comprar ambulancias. El dinero lo recoge el embajador republicano en Washington, Fernando de los Ríos.[3] Asimismo se estudian represalias contra otros profesionales que han hecho manifestaciones de apoyo a la República o que militan en el Motion Picture Artists Comité y se citan los siguientes nombres: Eddie Cantor, Nancy Carrol, Lewis Casson, Bette Davis, John Goss, Miriam Hopkins, Ana May Wong, Robert Montgomery, Herber Biberman, Batrix Slmann, Gale Sondergaad, Silvia Sidney, Lawrence Tibbett, Melvyn Douglas, Edward G. Robinson y Tatiana Tutle.

La noticia de la prohibición llega a la España republicana de forma confusa. No se sabe bien qué artistas han sido prohibidos o resulta que se ha identificado con su bando a estrellas que permanecen al margen del Frente Popular. Lo cierto es que la República contraataca enviando telegramas y mensajes de agradecimiento a la Meca del Cine. La Pasionaria, en aquel momento ya un mito, envía una carta de gratitud. Desde Los Ángeles se le contesta lo siguiente: “Nosotros, en Hollywood, deseamos que los heroicos esfuerzos del pueblo español, asistido por todos los amigos de la democracia española, lleve a España a una rápida victoria” (Petit, 90).


Dentro de este contexto, se sitúa el viaje que el actor Errol Flynn realiza a España entre el 29 de marzo y los primeros días de abril de 1937. Visita Barcelona, Valencia y Madrid. Llega acompañado del doctor Herman F. Erben, de la Institución Rockefeller.

Según diario ABC de Madrid del 11 de abril de 1937, documento histórico de este post, Flynn ha venido a España para entregar a la Junta de Defensa de Madrid 1,5 millones de dólares recaudados por él y los actores James Cagney, Fredric March y Donald Woods entre los trabajadores de los estudios de Hollywood.





También se señala que Flynn está visitando España para documentarse sobre la situación y escribir varios artículos sobre la guerra. Quiere ver de primera mano la situación en España y así desmentir ciertas informaciones que se dan en Estados Unidos. El actor dice: “La misión que nos trae a España nos ha sido impuesta por nuestra condición de hombres libres. Hace ya más de seis meses que en Hollywood se experimenta una gran inquietud por esta España republicana, tan sórdidamente amenazada por todos los apetitos. Allí somos todos fundamentalmente antifascistas, republicanos, demócratas, y nos sentimos hermanos de ustedes”. El 5 de abril de 1937 también se publica en Londres la noticia de que Flynn “ha resultado herido en uno de los frentes de guerra”,[4] pues durante su estancia visita las trincheras de la Ciudad Universitaria y confraterniza con las tropas (ver fotos).



Pero no está del todo claro que estas informaciones sean ciertas, sobre todo la cifra del donativo y las heridas por metralla de un obús. Más bien parece que la visita está magnificada por los agentes del actor y los servicios de propaganda republicanos. Estos últimos dieron el máximo protagonismo a la visita. Como se ve en una de las fotos del reportaje de ABC, el Comisariado de Propaganda de la Generalitat le ofrece un banquete al que asisten, entre otros, Jaime Miravitlles, Juan Castanyer y Carner Ribalta.


Por otro lado, parece que Flynn, en su afán de ser los más objetivo sobre la guerra, también intentó visitar la zona nacional. Así consta en el diario que escribió de su viaje a España, el cual conserva Lincoln Douglas Hurst. Antes de morir, este historiador preparaba un libro sobre esta cuestión titulado Swashbuckler at the Front: Errol Flynn, the Spanish Civil War, Religion, and Fascism. En el vídeo que sigue interviene en una parte eliminada del documental Hollywood contra Franco.



Lo cierto es que Flynn quiso entrar en la España nacional, pero los franquistas le negarón el pase. Esta información proviene de un documento del FBI, donde tambien se insinúa que su acompañante, Herman F. Erben, es, en realidad, un espía alemán.

En efecto,  Herman F. Erben era militante nazi (foto del carné). Utiliza este viaje para “fichar” a los alemanes que participan en las Brigadas Internacionales. Las númerosas fotos que hizo, y que hoy documentan la visita de Flynn, pretendían servir de información para los franquistas. Cuando Charles Higham publicó su libro Errol Flynn. The untold story, acusó al actor de trabajar para Hitler. Investigaciones posteriores indican, más bien, que él y las estrellas de Hollywood fueron engañados por agentes enemigos infiltrados en el movimiento a favor de la República. Tony Thomas, por ejemplo, llamó a su investigación Errol Flynn: The Spy who never was (1990).



 

[1] Petit, Pastor (1998). Hollywood responde a la Guerra Civil. Barcelona: Llibres de l’Index.
[2] Lardener Jr., Ring (2006). Me odiaría mañana. El Hollywood de la Caza de Brujas. Barcelona: Ediciones Barataria.
[3] Servicio de Información Militar, AGAC, 266, 22-IV-1937. La noticia también es recogida por varios diarios y ocasiona en algunas ciudades boicots contra esos profesionales, por ejemplo, en Huesca. Eburru, "Cine", Nueva España, Huesca, 25-V-37. También: AMAE, 1724/126, 1939.
[4] “El marido de Lily Damita, herido”, ABC, 6-4-1937, p. 13.

lunes, 12 de septiembre de 2011

La persecución religiosa: hechos y propaganda

El documento histórico de este "post" es el filme Vía crucis del señor en las tierras de España (1940). Se estrenó en Madrid el 23 de marzo de 1940. El Departamento Nacional de Cinematografía (DNC) lo rodó para dejar constancia de la represión ejercida por el bando republicano durante la Guerra Civil Española (1936-1939). Sus autores son dos personas que entonces trabajaban para este organismo: José Luis Sáenz de Heredia, director del filme, y Manuel Augusto García Viñolas, director de dicha institución y autor del guión. El primero se ocupa de la parte  técnica y el segundo, de la parte propagandística. Porque no se trata de un documental informativo. Tampoco es una película artística, pese al tono poético del texto del narrador y su montaje simbólico. Estamos ante una película de propaganda que toma como excusa unos hechos ciertos y desgraciados para generar un filme falsamente estético y místico y fieramente anticomunista.
En efecto, García Viñolas llevaba meses confiscando y reuniendo material de propaganda del bando republicano con el propósito de montar algún día una Historia Cinematográfica de la Guerra. Entre ese material había imágenes que mostraban la revolución obrera, imágenes fácilmente manipulables que podían ser ejemplo de la anarquía y las profanaciones religiosas cometidas en el bando republicano. Al mismo tiempo y en medio del terrible clima de revanchismo de aquellos años (entonces se buscaban los cadáveres de los franquistas asesinados) había publicado en junio de 1939 un libro titulado Vía crucis del señor en las tierras de España. Consistía en un texto poético acompañado de fotografías de los destrozos ocasionados por los “rojos” en las iglesias y en el patrimonio artístico sacro. Su propósito era denunciar la persecución religiosa en el bando republicano. Pues bien, ambas actividades confluyen en la película, ya que se toma el texto del libro y las películas republicanas almacenadas o la impronta de sus imágenes para, con ciertas modificaciones y añadidos, rodar y montar el documental.

Portada del libro editado en 1939.

En concreto, García Viñolas escoge el motivo de La Pasión y de las catorce estaciones que narran la muerte de Jesús desde su arresto hasta su crucifixión para trazar el trayecto similar que sufren los sacerdotes, las monjas y la gente de la derecha asesinada en el bando republicano. Realiza, por lo tanto, una traslación del calvario de Cristo al calvario de España. La Pasión de Cristo se convierte en la pasión de quienes mueren por su fe. La estructura del filme es la siguiente:


Cómo decíamos, la película se basa en los asesinatos cometidos durante la guerra en el bando republicano. Según algunas fuentes, la furia anticlerical desatada en ciertos sectores de la República provocó alrededor de diez mil muertos: unos seis mil  sacerdotes y frailes, incluidos trece obispos, casi trescientas monjas y sobre tres mil militantes de Acción Católica. La mayoría muere entre julio y agosto de 1936. También se destruyeron unas 20.000 iglesias y el monumento al Sagrado Corazón en Getafe fue volado con dinamita y reducido a piedras, como se ve en el documental. Luego la República detiene la matanza y la destrucción por el escándalo que tales crímenes provocan en el extranjero. Pero junto a estos hechos, el filme oculta, por ejemplo, que alrededor de treinta sacerdotes fueron asesinados por los franquistas en octubre de 1936 en Guipúzcoa. Como tampoco es cierto que la España republicana fue toda ella comunista.
En cuanto al responsable ideológico del filme, Manuel Augusto García Viñolas es una de las personas más importantes del franquismo en lo que se refiere a su propaganda cinematográfica.  Había nacido en Murcia en 1911 en el seno de una familia humilde.  Pero su afán de superación y de triunfo le llevan a licenciarse en  Derecho, si bien nunca ejerce el oficio de abogado porque prefiere el periodismo. Trabaja como corresponsal en Roma del diario católico El Debate y allí, en Italia, adquiere una gran afición por el arte. Precisamente el Alzamiento le sorprende visitando Grecia.
Inmediatamente regresa a España y se alista en la Legión, aunque, en realidad, pronto se le destina a los servicios de propaganda. Primero se incorpora al grupo teatral de la Falange llamado La Tarumba. Luego entra en contacto con Dionisio Ridruejo, posiblemente el jerarca más brillante del aparato de propaganda de Franco, muy pronto nombrado máximo responsable del mismo. Ridruejo sabe del carácter narcisista y vanidoso de García Viñolas, pero valora sus ganas de destacar y de abrirse camino en el Nuevo Régimen. En 1938 le encomienda la dirección del Departamento Nacional de Cinematográfica, organismo del Nuevo Estado que pasa a producir películas de propaganda y asume la dirección política del cine en el España de Franco.

Constitución del DNC en abril de 1938. García Viñolas es el segundo por la derecha, vestido de falangista.
Garcia Viñolas con un equipo de cine en el frente de Madrid.

Dentro de este organismo y con la ayuda de su segundo, Antonio de Obregón, García Viñolas pone en marcha el Noticiario Español. Es el primer informativo regular del bando franquista, antecedente del NO-DO.  Luego rueda la película que aquí comentamos y trabajos como Boda en Castilla (1940), Premio Internacional de Venecia, Inés de Castro (1944), A los píes de usted (1945) y Don aire de España (1963). Tambien dirige NO-DO en la etapa de Manuel Fraga.



Estas fotos recogen la sesión de películas del DNC que García Viñolas organizada en 1938 en Burgos para impresionar a Franco y sus ministros con sus logros al frente de la cinematografía franquista.

Formado, como decíamos, en la escuela periodística del diario católico El Debate, en 1940 fundada y dirige la revista cinematográfica Primer Plano, publicación oficial vinculada en sus orígenes con el falangismo. Esta labor periodística se prologa en los diarios Pueblo y Arriba y por ella recibe el premio Francisco Franco de Periodismo.
Buena parte de sus escritos periodísticos son críticas de arte, una actividad que le lleva a reunir una importante colección de dibujos. Recientemente fueron donados a la Fundación Mapfre. Con ellos se realizó una exposición y se editó un catálogo cuyo primer volumen, Dicho y hecho. Semblanza plural de Manuel Augusto García Viñolas, recoge su trayectoria.


Retrato de García Viñolas

Otro de sus logros es el Círculo Cinematográfico Español (CIRCE), que pone en marcha en 1941 con Ricardo Soriano. Se trata de un club exclusivo para que las gentes del cine puedan reunirse para charlar, impartir y recibir conferencias y ver películas prohibidas. La muerte de Felipe Lluch hace que asuma también la dirección del Teatro Nacional de El Español.  Pero sus desavenencias con el ultracatólico Gabriel Arias Salgado y los escándalos de su gestión al frente de CIRCE y de El Español, escándalos relacionados con el sexo y la administración, le alejan de las responsabilidades cinematográficas y aconsejan sacarlo de España como agregado cultural, tarea que a lo largo de su vida desempeñará en Brasil y Portugal.
Falleció el 26 de junio de 2010 a la edad de 99 años.

Manuel Augusto García Viñolas