Al estallar la Guerra Civil Española numerosas
organizaciones políticas y cívicas de Estados Unidos se declaran en favor de la
República. Emiten comunicados, firman cartas contra los bombardeos de las ciudades,
denuncian la política de no intervención de las democracias, recaudan fondos,
envían alimentos, ropa y material sanitario o boicotean los intereses de Franco
y de sus aliados en Estados Unidos.
Entre estos apoyos tuvo especial importancia
por su notoriedad mediática la ayuda prestada desde Hollywood por actores, guionistas
y directores, los cuales, a su vez, fueron movilizados por escritores e
intelectuales de izquierda. Así, en agosto o septiembre de 1936, dos miembros
libres del partido comunista americano, Lilliam Hellman
y Dorothy Parker crean en Nueva York el Motion Picture Artists Committee, que dirige el novelista Dashiell Hammett. Su objeto es ayudar a
España y China, en ese momento invadida por Japón. El comité cuentan con el
apoyo del presidente de México y a él se suman artistas como los actores Melvyn
Douglas (vicepresidente del comité), Charlie Chaplin, Clark Gable, Paul Muni, Boris
Karloff, Wallace Berry, Douglas Fairbanks Jr., John Garfield, Robert
Montgomery, James Gagney y Fredric March, las actrices Sylvia Sydney, Miriam
Hopkins, Louise Rainer, Joan Crawford, Bette Davis, Anna May Wong y Florence
Eldrigge, los guionistas Donald Ogden Stewart y Dudley Nichols y los directores
John Ford, Lewis Milestone, W. Dieterle y Frank Tuttle. La mayoría son también
miembros de la Liga Anti-nazi. De este modo, el llamado Frente Popular de
Hollywood se refuerza y consolida, pues la Guerra Civil Española y el apoyo a la República da lugar a numerosas cenas y cócteles en casa de las grandes estrellas de
Hollywood. Sobre estas veladas de “cenas frías de política caliente” Dorothy
Parker escribe:
Al principio, los
intelectuales adoptamos una postura distante, pero cuando comprobamos que las luminarias
de nuestro firmamento estelar conseguían unos resultados mucho más positivos
que los nuestros, no tuvimos más remedio que rendirnos a la evidencia. Nos
unimos a ellos y soltamos nuestros discursos […] recuerdo veladas tan
conmovedoras como impensables entre mis compañeros de Hollywood, a muchos de
los cuales la Guerra Civil española les hizo comprender que existían problemas
más graves que la nerviosa espera por enterarse de los planes de producción de
sus respectivas firmas, también recuerdo otras veladas en las que siempre
deseaba que, de improviso, hiciera aparición un miliciano y disparase una
ráfaga de metralleta. Al aire, por supuesto, pues mi crueldad no llega a tanto.
(Juan Simón Vidarte, 1973. Citado por Petit, 1998: 102-103)[1]
Asimismo, la intervención
nazi y fascista en la Guerra Civil Española aumenta el número de militantes
comunistas y permite que en junio de 1937 se cree una sección del partido en
Hollywood. Dice Lardner Jr.: “Con
el recrudecimiento de la Guerra Civil española y la consolidación del régimen
nazi, el partido fue ganando adeptos e influencia en Hollywood. Las relaciones
de sus miembros con quienes se autodefinían como liberales o progresistas eran
muy estrechas por la simple razón de que unos y otros opinábamos básicamente lo
mismo sobre los grandes problemas del momento.” (Lardner, 130-131)[2]
En febrero de 1937, la Delegación del
Estado para Prensa y Propaganda, institución que depende del Nicolás Franco,
hermano del Caudillo, recibe una carta del servicio secreto en la que se pide que
se tomen medidas contra la colaboración de las estrellas de Hollywood con el
enemigo. La DEPP decide prohibir en toda la zona franquista las películas de 22
profesionales norteamericanos comprometidos con la causa republicana. Son los actores y actrices Joan Bennett, James
Cagney, Charlie Chaplin, Joan Crawford, Douglas Fairbanks Jr., Errol Flynn,
Fredric March, Paul Muni, Louise Rainer y Franchot Tone; los directores John
Cronwell, Anatol Litvak, Lewis Milestone, Frank Tutle y King Vidor; y los
guionistas Humphrey Cobb, Marc Connelly, Lillian Hellman, Kenneth McGowan,
Dudley Nichols, Liam O`Flaherty y Upton Sinclair. A todos se les
acusa de participar en un acto de adhesión a la República organizado por el
productor de la Paramount, Adolf Zukor, en el que se recaudan 60.000 dólares
para comprar ambulancias. El
dinero lo recoge el embajador republicano en Washington, Fernando de los Ríos.[3] Asimismo se estudian represalias contra otros
profesionales que han hecho manifestaciones de apoyo a la República o que
militan en el Motion Picture Artists Comité y se citan los siguientes nombres:
Eddie Cantor, Nancy Carrol, Lewis Casson, Bette Davis, John Goss, Miriam Hopkins,
Ana May Wong, Robert Montgomery, Herber Biberman, Batrix Slmann, Gale
Sondergaad, Silvia Sidney, Lawrence Tibbett, Melvyn Douglas, Edward G. Robinson
y Tatiana Tutle.
La noticia de
la prohibición llega a la España republicana de forma confusa. No se sabe bien
qué artistas han sido prohibidos o resulta que se ha identificado con su bando
a estrellas que permanecen al margen del Frente Popular. Lo cierto es que la
República contraataca enviando telegramas y mensajes de agradecimiento a la
Meca del Cine. La Pasionaria, en aquel momento ya un mito, envía una carta de gratitud.
Desde Los Ángeles se le contesta lo siguiente: “Nosotros, en Hollywood,
deseamos que los heroicos esfuerzos del pueblo español, asistido por todos los
amigos de la democracia española, lleve a España a una rápida victoria” (Petit,
90).
Dentro de este
contexto, se sitúa el viaje que el actor Errol Flynn realiza a España entre el 29
de marzo y los primeros días de abril de 1937. Visita Barcelona, Valencia y
Madrid. Llega acompañado del doctor Herman F. Erben, de la Institución Rockefeller.
Según diario ABC de Madrid del 11 de abril de 1937, documento
histórico de este post, Flynn ha venido a España para entregar a la Junta de Defensa de Madrid
1,5 millones de dólares recaudados por él y los actores James Cagney, Fredric
March y Donald Woods entre los trabajadores de los estudios de Hollywood.
También se
señala que Flynn está visitando España para documentarse sobre la situación y escribir
varios artículos sobre la guerra. Quiere ver de primera mano la situación en
España y así desmentir ciertas informaciones que se dan en Estados Unidos. El
actor dice: “La misión que nos trae a España nos ha sido impuesta por
nuestra condición de hombres libres. Hace ya más de seis meses que en Hollywood
se experimenta una gran inquietud por esta España republicana, tan sórdidamente
amenazada por todos los apetitos. Allí somos todos fundamentalmente
antifascistas, republicanos, demócratas, y nos sentimos hermanos de ustedes”.
El 5 de abril de 1937 también se publica en Londres la noticia de que Flynn “ha
resultado herido en uno de los frentes de guerra”,[4]
pues durante su estancia visita las trincheras de la Ciudad
Universitaria y confraterniza con las tropas (ver fotos).
Pero no está
del todo claro que estas informaciones sean ciertas, sobre todo la cifra del donativo y las
heridas por metralla de un obús. Más bien parece que la visita
está magnificada por los agentes del actor y los servicios de propaganda
republicanos. Estos últimos dieron el máximo protagonismo a la visita. Como se
ve en una de las fotos del reportaje de ABC, el Comisariado de Propaganda de la Generalitat le ofrece
un banquete al que asisten, entre otros, Jaime Miravitlles, Juan Castanyer y
Carner Ribalta.
Lo cierto es que Flynn quiso entrar en la España nacional, pero los franquistas le negarón el pase. Esta información proviene de un documento del FBI, donde tambien se insinúa que su acompañante, Herman F. Erben, es, en realidad, un espía alemán.
En efecto, Herman F. Erben era militante nazi (foto del carné). Utiliza este viaje para “fichar” a los alemanes que participan en las Brigadas Internacionales. Las númerosas fotos que hizo, y que hoy documentan la visita de Flynn, pretendían servir de información para los franquistas. Cuando Charles Higham publicó su libro Errol Flynn. The untold story, acusó al actor de trabajar para Hitler. Investigaciones posteriores indican, más bien, que él y las estrellas de Hollywood fueron engañados por agentes enemigos infiltrados en el movimiento a favor de la República. Tony Thomas, por ejemplo, llamó a su investigación Errol Flynn: The Spy who never was (1990).
[1] Petit, Pastor (1998). Hollywood responde a la Guerra Civil. Barcelona: Llibres de l’Index.
[2] Lardener Jr., Ring (2006).
Me odiaría mañana. El Hollywood de la Caza de Brujas.
Barcelona: Ediciones Barataria.
[3] Servicio de Información
Militar, AGAC, 266, 22-IV-1937. La
noticia también es recogida por varios diarios y ocasiona en algunas ciudades
boicots contra esos profesionales, por ejemplo, en Huesca. Eburru,
"Cine", Nueva España,
Huesca, 25-V-37. También: AMAE,
1724/126, 1939.[4] “El marido de Lily Damita, herido”, ABC, 6-4-1937, p. 13.