lunes, 30 de mayo de 2011

Jardiel Poncela II: Celuloides rancios (1933)

En 1933 Jardiel se traslada a París para trabajar en los estudios de la calle Billancourt de la Fox. Durante el mes de septiembre, realiza la que puede considerarse, con ciertos matices, como su primera película. Me refiero a Celuloides rancios. Los matices vienen del hecho de que Jardiel no rueda una película, sino que toma un conjunto de producciones mudas, filmadas entre 1903 y 1906, y escribe un texto humorístico y paródico que luego se añade como banda sonora.  Las películas se titulan Emma, la pobre rica, basada en El conflicto de Emma (Emma`s dilema, 1906); Los ex presos y el expreso, sobre El gran robo del tren (The gread robbery, 1903); Cuando los bomberos aman, basada en La corista (The chours girl, 1908); Rusaki guani zominovitz, sobre El corazón de Waleska (The heart of Walesca, 1905); El amor de una secretaria, basada en Por el hombre que ella ama (For the man she loved, 1906); y El calvario de un hermano gemelo, sobre Los duques gemelos y la duquesa (Twin dukes and she duckess, 1905).
Como ha señalado Bernando Sánchez Salas en “Jardiel se explica: Los celuloides rancios”, la idea de poner un comentario humorístico a viejas películas ya está en el material sobre el que Jardiel trabaja, es decir, el comentarista y editor Lew Lerhr había reducido estas y otras películas viejas a un rollo y las había añadido un comentario humorístico. Lo que se pide a Jardiel es que escriba un texto nuevo y en español para alguna de ellas. Por otra parte, las películas comentadas tienen su antecedente en ciertas prácticas de cine mudo, ya sea en la labor de los explicadores o bien en la organización de sesiones de cine que consisten en superponer sobre la proyección muda las voces en directo de un grupo de actores, los cuales pueden interpretar un texto paródico.
En cualquier caso, también es cierto que en los escritos de Jardiel está implícita esta idea desde, al menos, 1928. Por entonces había publicado en la revista de humor Gutiérrez lo que él llamaba Cinedramas, es decir, argumentos de películas en tono bufo y paródico. En concreto, escribió “El correo de Baltimore (Argumento de película ferroviaria)” y “Carne de búfalo, el terror del rancho (Argumento de película del oeste)”. Lo que hace ahora es unir esta idea con la técnica del doblaje, de modo que sobre cada película muda se lee un cinedrama escrito ex profeso y con una estructura similar: título humorístico, resumen en verso del argumento, comentario bufo de las imágenes y moraleja final jocosa.



 Este juego con los códigos cinematográficos es uno de los primeros ejemplos de eso que hoy se llama desmontaje, es decir, se cogen imágenes de aquí y de allá y se las monta con un significado nuevo que amplía, contradice o subvierte la construcción de sentido original. En concreto, en Celuloides rancios Jardiel descubre que “ciertos procedimientos dramáticos de ayer, ya en desuso, constituyen para los públicos de hoy, habituados a otros procedimientos dramáticos más sinceros, una fuente de regocijo.”[1] El éxito de esta idea es tal que da lugar al “cine retrospectivo comentado”, una moda que será practicada por muchos cineastas e, incluso, por compañeros de generación. Recuérdese Un bigote para dos (1940) de Tono y Mihura o La tigresa (What’s up Tiger Lily, 1966) de Woody Allen. Asimismo, repitiendo esta idea de subvertir viejos códigos artísticos, Jardiel escribe para la escena la parodia folletinesca Angelina o el honor de un brigadier. Un drama en 1880 (1934), cuyo gran éxito le proporciona un segundo contrato con Hollywood. Antes escribe para Benito Perojo ¡Se ha fugado un preso! (1934), una historia sobre un presidiario que se oculta en un transatlántico de lujo.


[1] Enrique Jardiel Poncela, Obras Completas, Barcelona, AHR, 1969, Tomo I, p. 387.

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