Tras su experiencia en Hollywood, Jardiel queda en Madrid dispuesto a triunfar en el cine español. En la primavera de 1936 adapta para el cine su obra Usted tiene ojos de mujer fatal e inicia el rodaje de una serie de cortometrajes para la productora CEA. Estos cortos se basan en relatos publicados por el autor entre 1926 y 1928 en las páginas de Buen Humor y Gutiérrez. Sin embargo, la Guerra Civil interrumpe este proyecto, así como el rodaje en Barcelona de Usted tiene ojos de mujer fatal (1936-1938).
En agosto de 1936, Jardiel es detenido por las fuerzas revolucionarias tras una acusación que se demuestra infundada. Para evitar el peligro de nuevas denuncias, se encierra durante meses en su casa. En 1937, se traslada a Barcelona y allí permanece, como se decía entonces, “emboscado”, es decir, desarrolla una aparente vida “revolucionaria”. Esto le permite seguir representando sus obras, además de trabajar en el montaje de Usted tiene ojos de mujer fatal y de escribir el guión de su comedia Las cinco advertencias de Satanás (1937), película mal recibida por el público y la crítica.
Poco después, escapa de la zona roja y llega a Marsella. Desde este puerto, sale para Buenos Aires con el fin de resarcirse económicamente trabajando en el cine y en la radio argentina. En concreto, escribe el guión de la película Margarita, Armando y su padre (1939). Basada en otra de sus obras, el filme recibe un premio en la Bienal de Venecia.
En 1938, regresa a la España nacional y en la ciudad de San Sebastián continúa realizando sus cortometrajes para CEA, los cuales agrupa bajo el nombre de Celuloides cómicos (1936-1939). Los cortos llevan por título Un anuncio y cinco cartas, Definiciones, Letreros típicos y El fakir Rodríguez.
Respecto a su situación política dentro del Nuevo Estado, apenas puede mantener una actitud independiente. Antes del estallido de la guerra, se declaraba apolítico, o más bien ecléctico: gustaba del sentido histórico nacional de las derechas y de la defensa del progreso y de la libertad de las izquierdas. Ahora, tras sufrir la revolución, se muestra como un ferviente antiizquierdista, pero sin militar en ninguna facción o familia franquista. Lo cierto es que sus giras teatrales por Hispanoamérica serán boicoteadas por los exiliados, mientras la censura nacional prohibe sus novelas y la película Angelina o el honor de un brigadier.
Existe ese tópico de que todo aquel que se autodenomina apolítico es que es de derechas. No creo que sea siempre así, aunque hay bastantes. No se si sería el caso de Jardiel porque hay una guerra de por medio y el miedo que eso puede traer a la hora de manifestar tus ideas, y después una dictadura, más de lo mismo en ese sentido. Muy ingenioso Jardiel, en cualquier caso.
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