lunes, 30 de mayo de 2011

Jardiel Poncela III: Angelina... (1935)

La segunda etapa de Jardiel en Hollywood transcurre entre julio de 1934 y abril de 1935. Trabaja para la Fox en las películas Nada más que una mujer (Pursued, 1934), Señora casada necesita marido (1934) y ¡Asegure a su mujer! (1934). Una vez más su papel en estas producciones es muy secundario, incluso reniega de Nada más que una mujer: “Yo di mi opinión desfavorable para el argumento, pero a regañadientes escribí el diálogo. Y tantos cortes, añadidos y rectificaciones se hicieron durante el rodaje, que me negué a otorgarle mi paternidad.”[1] 
Otra cosa es lo que sucede con Angelina o el honor de un brigadier (1935). Basada en la obra teatral del mismo nombre estrenada un año antes y dentro del estilo de La venganza de don Mendo, con su diálogo en verso se convierte en una de las mejores y más originales películas habladas en español. En realidad, ésta producción puede considerarse como la segunda película de Jardiel, ya que, además de escribir el guión, él mismo escoge a los intérpretes y lleva la dirección artística, mientras el director Louis King se ocupa de la parte técnica. Los intérpretes principales son Rosita Díaz Gimeno y José Crespo. 
En abril de 1935, Jardiel regresa a España temporalmente para estrenar una comedia. Su contrato con Hollywood termina en junio y tiene opción para firmar una prórroga de un año. Sin embargo, Jardiel ya tiene pensado no renovar. Va a quedarse en Madrid para trabajar en el cine español en más altas responsabilidades. Lo cierto es que la Fox es quien cancela el contrato antes de tiempo, ya que, para entonces, el doblaje se ha consolidado como la fórmula idónea para superar las barreras idiomáticas y, por lo tanto, Hollywood abandona la producción de películas en distintas lenguas. Además, el resultado de esta experiencia ha sido más bien negativo, tanto en términos artísticos como económicos: en parte, porque se contrató a trabajadores extranjeros poco preparados; en parte, porque a otros trabajadores extranjeros se les impidió trabajar con libertad, una libertad necesaria para adecuar la producción del estudio a las distintas mentalidades nacionales.

[1] Florentino Hernández Girbal, “Los que pasaron por Hollywood: Enrique Jardiel Poncela”, Cinegramas, nº307, 7-IV-1935.

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